El llanto es una herramienta poderosa que posee la especie humana. ¿Por qué se le demoniza tanto?

Nuestro mundo ha sido testigo de nociones ridículas: Que llorar es de cobardes, que el llanto es para los débiles, que los hombres no lloran, que las mujeres son lloronas por naturaleza, que el llanto de los bebés manipula, que pobre de ti que te haya tocado un hijo llorón y un largo etcétera con más tonterías.

A raíz de esto, y a falta de evolución de la inteligencia emocional, el llanto ha sido criticado, reprimido, burlado, invalidado.

Por fortuna, desde nuestro rol como madres y padres podemos cambiar ese paradigma en nuestro hogar. La misión sería darle al llanto el reconocimiento que se merece al entender que es un modo de comunicación, una forma sana de liberar las emociones, y una herramienta de aprendizaje para quienes experimentan el llanto y para quienes lo validan.

Se debe reconocer que el llanto tiene el poder mágico de comunicar necesidades, expresar emociones y manifestar condiciones externas. Además, es saludable, sanador, poderoso, diverso y debe manejarse respetuosamente.

El resultado de esta misión: Niños emocionalmente sanos que no reprimen sus sentimientos, que saben que cuentan con mamá o papá, y que están capacitados para expresar lo que sienten con cierto control y sin temor.

Un mundo de niños con la libertad de llorar es en realidad es un mundo que valida las lágrimas de alegría, tristeza o enojo por igual, que les permite expresar empatía en la profundidad de su corazón y sus ojos, un mundo que les dice está bien llorar, está bien liberar las emociones, ¡está bien sentir!

La ciencia ha estudiado la historia del llanto y su papel en nuestros cuerpos humanos. Hay numerosas propuestas en torno a la capacidad humana de llorar.

Hay teorías de que el llanto en su momento fue una ventaja adaptativa. Las lágrimas apañan la visión y le dan al rostro ese toque de sensibilidad. Esto le indicaba a cualquier agresor que quien lloraba era incapaz de hacerles daño. Teorías biológicas proponen que el llanto se desarrolló para mantener el ojo húmedo y libre de bacterias dañinas.

La teoría más aceptada indica que el llanto es una señal social que evolucionó a partir de la angustia de los mamíferos. Esas lágrimas, o señales visuales, indican claramente que alguien se siente mal, está en peligro y necesita ayuda.

Como madres y padres, para entender el llanto de un niño no son necesarias tantas explicaciones científicas. Basta contemplar el momento en que nuestros hijos lloran. Basta con reflexionar en torno a sus efectos. Entender el llanto de un niño es descubrir las emociones que lo provocan y reconocer esos sentimientos. Nuestra misión es validarlo como algo natural que merece respeto y atención. ¿Quién es capaz de ver a un niño llorar y no ofrecerle un abrazo?

Mis hijos me han enseñado que el llanto es maravilloso y que el cerebro humano una máquina magnifica.

Es maravilloso como el llanto responde a procesos emocionales, físicos y fisiológicos.

Es impresionante cómo el cerebro registra los sentimientos y libera hormonas al área ocular que producen las lágrimas, amigas íntimas del llanto.

Es fascinante cómo el llanto instintivo de un bebé es un lenguaje sin lágrimas durante los primeros meses.

Es increíble que tener la capacidad de llorar sea algo aberrado y no algo deseado.

La próxima vez que tu hijo llore, contempla ese llanto como lo que es, ¡un recurso fenomenal!

Y por favor, no le digas ninguna de estas frases:

No llores.  Con un deja de llorar o su variación más violenta, cállate, los niños aprenden que llorar es algo desagradable. Por complacer o por miedo se acostumbran a reprimir sus emociones y de adultos corren el riesgo de que esos sentimientos se manifiesten en forma de malestares físicos y emocionales.

Alternativa: Los niños a veces no tienen palabras para expresar lo que sienten y como resultado usan el llanto. Por eso válida sus lágrimas y dile está bien llorar, cuéntame que te ocurre. Un abrazo logra más que un grito.

Sigue llorando y te voy a dar un verdadero motivo para llorar. Abres una puerta hacia la violencia, inseguridades y represión. Tu hijo aprenderá que los problemas se resuelven con violencia, que el miedo es amigo supremo del poder y hace que otros hagan lo que quieras, que calladito se ve más bonito.

Alternativa: Ayúdale a identificar lo que siente. Nombren las emociones y explícale que llorar nos hace bien a todos.